Arquetipos femeninos ¿con cuál te identificas?

Un arquetipo es un modelo o ejemplo de ideas; conocimiento del cual se derivan otros tantos para esculpir los pensamientos y actitudes propias de cada individuo, de cada conjunto, de cada sistema e incluso de la sociedad.
Los arquetipos femeninos se muestran a través de nuestras proyecciones, lo que nos permite relacionar su aspecto. Son los patrones de energía que expresamos tan espontáneamente como los instintos. Son las máscaras que usamos para representar un papel. Son la fachada que exhibimos públicamente para dar una imagen favorable y ser aceptadas socialmente. Podemos usar diferentes máscaras en diferentes circunstancias, una con la familia, otra en el trabajo, otra con las amigas, etc. Aunque las máscaras pueden ser provechosas o nocivas, permiten obtener beneficios, igualmente nos podemos concentrar demasiado con una de ellas dejando de lado las demás y no permitiendo que se manifiesten armónicamente todos los aspectos de nuestra personalidad.

Según la sociedad existen perfiles femeninos diferentes. Cada uno tiene su estilo de vida, metas y puntos de vista que lo caracterizan. ¿Cuál es el tuyo?:

La Diosa Hera o las amas de casas esperanzadas

Este prototipo de mujer puede que tenga un buen empleo, pero está deseosa por ser conquistada por el futuro padre de sus hijos. Su objetivo primordial es conseguir el  hombre ideal para casarse. Con mucho gusto van a dedicar su vida a construir una familia, la mitad de ellas asegura que no quiere seguir trabajando luego de tener hijos. Su idea de felicidad coincide en encontrar al “amor de su vida”. Hera es la parte de toda mujer que le da capacidad de vincularse, de ser leal y fiel, de soportar y atravesar dificultades con una pareja. Es el compromiso incondicional de una mujer: una vez casada permanece así, "en la dicha y en la adversidad".

La Diosa Afrodita o las buscadoras del placer

La diosa Afrodita es la figura de "la amante" en la que una mujer sabe transformarse, se enamora, se siente atractiva y sensual. Posee un magnetismo personal que atrae a muchos hombres. Estas mujeres piensan que la vida es demasiado corta como para no sacarle el jugo, Con los hombres, no tienen ningún problema en admitir que están interesadas en buscar una buena aventura que en encontrar al “marido perfecto”. Conocer el patrón arquetípico es muy importante para una mujer Afrodita ya que le ayuda a saber que su naturaleza (enamorarse fácilmente, sentir atracción erótica y poseer un fuerte impulso sexual que otras mujeres no tienen), no es nada de lo que haya que sentirse culpable.

La Diosa Artemisa o la mujer independiente

Artemisa personifica a la mujer independiente que busca sus propias metas en el terreno que ella misma elige. Inmune al enamoramiento, capaz de cuidar de sí misma, no necesita de un hombre y tampoco del consentimiento masculino para sentirse completa. No aceptan ningún tipo de competencia, lo que buscan es un hombre que trabaje a la par de ellas pero que no las opaque. Artemisa, la arquera, podía apuntar a cualquier blanco y acertar, esto proporciona a las mujeres la capacidad para no ser desviadas de sus propósitos por las necesidades de los demás. Es competitiva  como buena cazadora y representa el movimiento feminista y a  la sororidad. Es una mujer no domesticada, conectada con la naturaleza salvaje. Suele ser catalogada como inaccesible y distante emocionalmente o despiadada, pues está concentrada en sus propios objetivos. Es una mujer que si bien ha tenido sus relaciones o sus cónyuges, no pertenece a ningún hombre, pues ella es libre y está completa en sí misma.

La Diosa Atenea o Las superpoderosas

 Atenea en una mujer crea una persona lógica, práctica, gobernada más por el sentido común que por su corazón. Mujer que conserva la cabeza en una situación emocional, capaz de desarrollar buenas tácticas en medio del conflicto. Tiene una mente penetrante capaz de afrontar las situaciones con sabiduría. Una gran consejera que puede ayudar a resolver situaciones difíciles para otras personas, elaborar una estrategia y conseguir el éxito para el otro. Pero al igual que Artemisa, se enfocará en lo que a ella le importa en lugar de hacerlo en las necesidades de los demás. Considera estar igual o mejor capacitada que ellos para desarrollarse en el ámbito laboral. Astutas en sus relaciones, ellas salen, se enamoran y pasa un buen momento con el hombre que prefieren. Pero al final de cuentas, su satisfacción depende de la posibilidad de enriquecer su propia vida. Es una mujer de negocios, el aspecto estratégico de su personalidad. Perspicaz, puede manejar situaciones políticas o de negocios con diplomacia, lo cual implica estrategia, poder y maniobras de disimulo. Solo se casarán si realmente llega el caballero correcto si bien la mayoría de ellas afirma que prefiere no casarse nunca, que hacerlo y divorciarse. No soporta que otras mujeres se quejen o se hagan las víctimas, cree en el éxito de las mujeres y en su independencia y valía. Ellas se consideran astutas y siempre buscarán una manera para resolver los problemas.

La Diosa Hestia o la mujer dócil

Hestia no se aventura por el mundo para explorar su naturaleza salvaje como Artemisa o Atenea. Siente de manera intuitiva qué es lo que pasa. Obtiene una paz interior de lo que hace al igual que una monja de una orden religiosa. Mujer anónima pero valiosa para instituir un hogar, es tranquila y de fácil carácter cuya presencia crea una atmósfera de calor y orden pacifico. Mujer introvertida que disfruta de su soledad. Tendrá un carácter paciente y calmado sin grandes aspiraciones de éxito social, con un trabajo bastante anónimo. Hestia encaja perfectamente en la anticuada idea de una “buena esposa”, no compite con su marido, ni le critica, no tiene aventuras, ni es promiscua... en apariencia una mujer sumisa, pero realmente una mujer que mantiene su autonomía interna y reina en su mundo silenciosamente. Atrae a hombres que se sienten atraídos por mujeres tranquilas, no autosuficientes.


 En cada una de nosotras vive una diosa y somos más conscientes de nuestro poder erótico, creador y espiritual. Estamos despertando una mujer nueva que potencia su feminidad y sexualidad, a la vez que sabemos defendernos; que protegemos a nuestros hijos y les ayudamos a crecer; que no nos dejamos engullir por los hombres, pero tampoco nos aislamos de ellos, ni los oprimimos, sino que desde el amor y el respeto, somos capaz de abrir una puerta hacia una nueva concepción de la vida.

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